Manifesta, la Bienal Europea de Arte Contemporáneo, nació como un evento artístico nómada y se ha convertido en una estructura flexible y móvil, capaz de cambiar y reinventarse continuamente.
Manifesta trabaja en un proceso de diálogo abierto, emprendiendo proyectos internacionales en colaboración y aportando así una nueva dimensión a una amplia gama de iniciativas organizadas de manera independiente.
Al mismo tiempo, Manifesta se propone desarrollar nuevos públicos para el arte contemporáneo y estimular distintos modos de abordar la producción artística y la exposición. Sus programas están diseñados para ofrecer, tanto a los artistas como a los comisarios, la mayor libertad posible a la hora de experimentar con nuevos métodos de trabajo y formas de comunicar con el público.
A comienzos de los años 90, Manifesta inició su andadura como un proyecto artístico ambulante único, una iniciativa holandesa que más tarde tomó forma en International Foundation Manifesta (IFM), una organización independiente y sin ánimo de lucro con sede en Ámsterdam. En respuesta a los cambios económicos acaecidos al final de la Guerra Fría, y los movimientos que se produjeron como consecuencia hacia la integración europea, Manifesta aspiraba a proporcionar una plataforma dinámica que pudiera apoyar la creciente red de profesionales del arte de toda la región. Por esta razón, desde el principio Manifesta ha organizado y promovido, junto a las exposiciones bienales, una red artística en expansión, y ha desarrollado continuos talleres de investigación y experimentación en los que participan tanto artistas a título individual como comunidades artísticas de muy diverso origen y procedentes de todo el continente. En apoyo a su objetivo de jugar un papel crítico en el avance y mejora del diálogo en el interior de Europa, Manifesta ha buscado trabajar con artistas y profesionales que de otro modo tendrían un acceso limitado al discurso dominante del arte contemporáneo. La decisión de incorporar situaciones complejas y distintas áreas geopolíticas tiene implicaciones de largo alcance, no sólo en cuanto a la evolución de Manifesta, sino también respecto a la escena artística internacional en su conjunto.
La compleja naturaleza de cada lugar anfitrión proporciona tanto desafíos como oportunidades específicas en cada edición. Cada vez, Manifesta pretende involucrarse de una manera distinta, hacer uso del lugar y de su realidad particular no simplemente para utilizarla en proyectos de especificidad espacial, sino también para integrar los mismos lugares en el proyecto artístico, más amplio, a manera de recurso de capital intelectual que proporcione a todos los participantes oportunidades para la investigación y la innovación.
Desde el punto de vista práctico, el apoyo logístico de la Fundación Manifesta y su equipo proporciona un alto grado de continuidad, la transferencia de su base de conocimiento acumulado de una ciudad a la siguiente, así como su participación en todos los niveles de la Bienal y de los programas de Manifesta. Mientras que el Anfitrión y la Fundación asumen la responsabilidad de financiar y organizar la Bienal, Manifesta aspira a estimular fuentes de financiación internacional adicionales y comienza cada bienio proporcionando el apoyo básico en una amplia serie de cuestiones relacionadas con el ámbito curatorial, de gestión, organizativo y logístico.
http://www.manifesta.org